Quirón
De pronto todo fue dolor. Convergía en un punto de sus cuartos traseros. Dejó que sus patas cedieran y cayó pesadamente. Aplastó un asfódelo y algunas setas. Palpó la felcha y trató de arrancarla o romperla. Fue como si estuviera hendida en mármol. Sintió el veneno intrusivo en las venas y supo que iba a morir. Pensó con rabia en la ironía que entrañaba que él, siendo quién era, cayera asaeteado. Entonces advirtió el rostro preocupado y honesto que se aproximaba. También notó el arco. Toda su vida había reprimido el impulso bestial de su naturaleza, pero esta vez lo dejó libre para odiar como nunca más.
Hércules...el imbécil.
De pronto todo fue dolor. Convergía en un punto de sus cuartos traseros. Dejó que sus patas cedieran y cayó pesadamente. Aplastó un asfódelo y algunas setas. Palpó la felcha y trató de arrancarla o romperla. Fue como si estuviera hendida en mármol. Sintió el veneno intrusivo en las venas y supo que iba a morir. Pensó con rabia en la ironía que entrañaba que él, siendo quién era, cayera asaeteado. Entonces advirtió el rostro preocupado y honesto que se aproximaba. También notó el arco. Toda su vida había reprimido el impulso bestial de su naturaleza, pero esta vez lo dejó libre para odiar como nunca más.
Hércules...el imbécil.