martes, noviembre 14, 2006

París 2046 D.C.




El sonido de los helicópteros llenaba la noche. De abajo, las luces sólo develaban una inmensa nube de polvo blanco, lo que no se había dispersado después de la explosión. Los marines descendieron por cables hacia la ciudad, con gran orden y velocidad. Se desplegaron por las calles con rapidez, siguiendo al pie de la letra los procedimientos aprendidos en el entrenamiento y en el curso de otras operaciones. París había recibido orden de evacuación, así que cualquier morador no autorizado tendría status de criminal. De cualquier modo, los servicios de inteligencia suponían que la bomba habría acabado con la mayoría de los F.T (Fundamental Terrorist, término extendido a partir de un artículo del Washington Post en 2009 para designar a cualquier persona que emprendiera acciones considerabas delictivas con motivos religiosos) .
Las estructuras estaban casi intactas, el poder destructivo de la bomba era limitado y no había arrasado más que unas cuantas cuadras ("Nada histórico o de valor cultural para la humanidad en general" decía el reporte de inteligencia), pero los efectos del componente biológico eran fatales para todo lo que respirara.

El teniente Cooke, veterano de la campaña pacificadora en Bolivia, gruñó algo por abajo de su máscara antigas. Pensaba que cualquier cosa que pudieran encontrar estaría muerta. De cualquier modo, no le importaba mucho lo que él mismo pensara, sino la orden dada, la misión en general y la otra misión... la más grande y noble: acabar con las creencias peligrosas y prácticas arcaicas extrañas y garantizar el derecho de todo ser humano a trabajar duro para aspirar a comprarse una casa y comerse unas buenas costillas de cerdo. We need heroes more than ever había dicho el presidente y Cooke no era tan ingenuo como para aspirar a tanto, pero casi. Ordenó a algunos de los hombres bajo su mando que exploraran los túneles del metro y él avanzó por el exterior con los soldados Frederiks y McMahon, desde St. Germain des Prés hasta Saint Michel, asegurando cada esquina.
McMahon hizo un chiste idiota sobre lo oscuro que estaba para ser la ciudad luz; Entonces algo rebotó en el uniforme acorazado de Cooke. El teniente recogió el casquillo de la bala mientras Frederiks localizaba la fuente del ataque con el sofisticado equipo integrado a sus lentes protectores y mató al francotirador con un tiro certero. Entonces aparecieron los F.T. con ametralladoras, descolgándose de los edificios o tirando desde las azoteas. Eran unos 20, pero los tres marines, con sus armaduras y armas de alto poder y precisión, se las arreglaron para acabar con todos.

Los F.T. traían máscaras antigas, tramposos. Frederiks le quitó una a un cadaver; El terrorista era negro, como él, pero de los otros negros, algerino tal vez. McMahon dijo que se parecía a algún cantante de hip hop de principios de siglo. El teniente Cooke gritó la orden para seguir explorando, había que acabar pronto para que París volviera a ser la tierra del vino, el queso y las putas caras en lugar del refugio para extremistas comedores de kebabs en que se había convertido.

2 Comments:

Blogger azm said...

quizá para esas alturas ya estén persiguiendo a los otros "terroristas" de los llamados católicos de golpe de pecho... aunque siendo gringos pue que solamente sigan persiguiendo a individuos comunes y corrientes que comen kebaps

12:27 p.m.  
Blogger hetsah said...

uhmmm
uhmmmmmmmmmmmmm

12:31 p.m.  

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