Noche chilanga
Subiste al Metrobus con los ojos empañados. Yo me quedé con tu olor por un rato...
Otra vez sentí el azote del viento acerado en la cara. El pavimento absorbe la grasa escurrida de los puestos de tacos de guisado. Hacinamiento en el metro, paranoia, cansancio, coches que no avanzan y la sensación de que no podré salir si atravieso cierto límite indeterminado. Los detalles que conforman la esencia caótica de la ciudad de México.
Las personas. Mis amigos (al final siempre queda sólo uno). La última y feliz caminata nocturna. El frío no importa, porque en la próxima parada habrá cerveza y tal vez vino y tal vez comida y tal vez. Si es una buena noche, volveremos cuando canten los primeros pajaritos, cuando los demonios se hayan largado después su noche de juerga, llevándose los recuerdos indeseables y alguna vez unas llaves, una tarjeta y un teléfono celular.
Subiste al Metrobus con los ojos empañados. Yo me quedé con tu olor por un rato...
Otra vez sentí el azote del viento acerado en la cara. El pavimento absorbe la grasa escurrida de los puestos de tacos de guisado. Hacinamiento en el metro, paranoia, cansancio, coches que no avanzan y la sensación de que no podré salir si atravieso cierto límite indeterminado. Los detalles que conforman la esencia caótica de la ciudad de México.
Las personas. Mis amigos (al final siempre queda sólo uno). La última y feliz caminata nocturna. El frío no importa, porque en la próxima parada habrá cerveza y tal vez vino y tal vez comida y tal vez. Si es una buena noche, volveremos cuando canten los primeros pajaritos, cuando los demonios se hayan largado después su noche de juerga, llevándose los recuerdos indeseables y alguna vez unas llaves, una tarjeta y un teléfono celular.
3 Comments:
yo me quedo con su sincera amistad, en estos días de smog por costumbre, me quedo con usted siempre y eso es suficiente... que la suerte del viajero esté con vos
hugui, como andan las crónicas suramericanas? danos la primera entrega para saber que estas bien
mucho animo y sonrisita
abrazos
no hay nada mejor que una noche chilanga (y nada peor que un dia chilango)
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