Santiago Wanderer (2)
Empezó un poco lento... con la quietud santiaguina exhacerbada por el domingo y el calor de un otoño que no acaba de empezar. Hojarasca y una araña que se toma su tiempo para bajar. Después se gestaron los dos puntos focales que dividieron la ciudad: Las hordas azules se dirigieron hacia el Estadio Nacional, coreando cantos de guerra para la U.
El resto se reunió en el centro para los festejos del cambio de poderes.
Las banderas rojas se hacen más frecuentes conforme avanzo, guiado por la música como un ratón siguiendo al flautista. Ahí están los viejos referentes, los de siempre. La oz y el martillo, el Che Guevara y los cantantes en el escenario que hablan de libertad, democracia y latinoamérica unida. Entonces llega ella. La mismísima Michelle Bachelet, con aura de diva humilde, y la gente se derrite a su alrededor. Me sorprende ver una bandera de Brasil entre la multitud de banderas chilenas. Las niñas llevan bandas del partido victorioso en la cabeza y me imagino que sólo tienen una vaga noción de lo que está pasando. Una señora llora de la emoción con letras de un autor cubano. La gente baila, grita y está contenta. Decidieron que es un buen día para ser chilenos .
Me voy a casa, a ver si alcanzo a oir un poco del concierto de Oasis.
Empezó un poco lento... con la quietud santiaguina exhacerbada por el domingo y el calor de un otoño que no acaba de empezar. Hojarasca y una araña que se toma su tiempo para bajar. Después se gestaron los dos puntos focales que dividieron la ciudad: Las hordas azules se dirigieron hacia el Estadio Nacional, coreando cantos de guerra para la U.
El resto se reunió en el centro para los festejos del cambio de poderes.
Las banderas rojas se hacen más frecuentes conforme avanzo, guiado por la música como un ratón siguiendo al flautista. Ahí están los viejos referentes, los de siempre. La oz y el martillo, el Che Guevara y los cantantes en el escenario que hablan de libertad, democracia y latinoamérica unida. Entonces llega ella. La mismísima Michelle Bachelet, con aura de diva humilde, y la gente se derrite a su alrededor. Me sorprende ver una bandera de Brasil entre la multitud de banderas chilenas. Las niñas llevan bandas del partido victorioso en la cabeza y me imagino que sólo tienen una vaga noción de lo que está pasando. Una señora llora de la emoción con letras de un autor cubano. La gente baila, grita y está contenta. Decidieron que es un buen día para ser chilenos .
Me voy a casa, a ver si alcanzo a oir un poco del concierto de Oasis.
6 Comments:
me gustó el final
pocos saben realmente que sucede cuando se reunen en masa a celebrar/protestar/alegar/perder el tiempo/ loquesea
pero disfrute y fíjese, asi es
acuerdese de las iluminaciones de esta majestad (y mis frases notariadas). vaya cotizandome el sombrero maese!
algo pasó en esos lugares del sur, que de algún modo no abandonaron esas revueltas y artes de rojo modernismo que en algún momento llegó a latinoamérica... en fin creo que las dictaduras les apagaron el swithc y hasta ahorar regreso la lux
no creo que haya mucha diferencia aldiño... namas que lo extranjero siempre nos parece distinto. La polilla es la polilla, el rojo siempre será el rojo. Aquí y en China (bueno, en China quién sabe)
Salud por Bachelé, algún día como lo predije tendrá su estación de metro.
Qué flojera la política y sus contrapartes Che's.
...ayer en la noche llegué de la parcela (shamba) y me dispuse a ver "El amanecer de los muertos" y solo tengo un comentario....el marqués extrañó al señor de los licántropos... que todo salga bien por allá... (El marqués del terror)
Por lo menos la gente tiene una opinión, no como en el estado con aproximadamente un 60% de abstencionismo
No logro despegar del conocimiento de la necesidad de tus post anteriores... no sé qué me pasa...
¿Cómo es que tu viajas, mientras yo... Insisto?
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