sábado, septiembre 17, 2005

Instante

Expedición al centro del D.F. la noche del 15 de Septiembre con una comitiva que no tiene intención alguna de festejos nacionalistas. Fuegos artificiales suenan como disparos. Gritos, banderas y "tierras de nadie" en algunas esquinas donde los poderosos son los que compraron latas de espuma y confeti. Una patrulla trata de intervenir y queda sepultada en la tormenta de nieve. Cerveza mestiza, cuadros oscuros y maravillosos, y un tío solitario con pinta de narco en un bar que se vacía conforme avanza la noche. Más tarde descubro que la felicidad consiste en el sonido irregular de mucha gente pateando tapitas y latas de espuma en aerosol (pases y tiros a gol en miles de partidos privados).
Xun se disgrega físicamente de Juan para bailar como un campeón (Juan y yo coincidimos en que perdió algunos centímetros en la separación), y la noche se alarga en un lugarejo recurrente y siempre bullicioso. Aldo no se anima a bailar con una chica de azul yo sigo ensimismado con la felicidad irrepetible del momento en que las latas sonaron como lluvia metálica sobre el adoquín.

5 Comments:

Blogger La Lejana said...

Andate a Guadalajara, buscamos un trabajo y pateamos latas toda una noche en la plaza tapatía.

8:39 a.m.  
Blogger Xun said...

vaya Xun bailador!

11:22 p.m.  
Blogger azm said...

ja ja vaya noche

9:26 a.m.  
Blogger theMKöpkeBlog said...

pus yo troné un chigo de cohetes y todavía tengo ritharto arsenal

12:22 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

la felicidad como un momento entre las lágrimas en la nariz y el instante en el que entiendes que no estás respirando por tragar saliva por el lado equivocado, ¿ya sabes? ojos enormes, expresión de completa sorpresa, después normalmente viene la tos, las babas y la ruina.

léase también, la improbabilidad de volver a oír a sgurds reírse como con los marineros del circo en hielo.

3:10 p.m.  

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